Asistí a una feria de posgrado para estudiar en el extranjero en Guadalajara, México. Ya había asistido a muchos otros eventos similares, pero sin suerte, así que fui ahí sin estar convencido y guardé una tonelada de llamativos folletos sobre estudios en el extranjero. Sin embargo, esta vez recibí una tarjeta de contacto de Across the Pond.

Envié un correo electrónico a Across the Pond y me guiaron a través de todo el proceso, desde los primeros pasos para solicitar a la beca CONACYT y el papeleo de admisión de universidades británicas, hasta los pasos más grandes como supervisar y asesorarme en mis solicitudes, cartas de recomendación y ayudarme con el proceso de solicitud de visa de estudiante una vez que fui seleccionado por CONACYT. Todo el proceso fue largo, pero nunca estuve solo en ningún momento; Across the Pond estuvo ahí en cada paso para ayudarme e incluso me puso en contacto con otros mexicanos que planeaban estudiar en la misma universidad antes de que pisara el Reino Unido siquiera. Cuando llegó el momento de elegir una universidad, tuve que decidir entre dos: la Universidad de Aberdeen en Escocia y la Universidad de Southampton, en el sur de Inglaterra. Ambas son excelentes opciones académicamente, pero elegí Southampton por tres razones personales: su cercanía a Londres, su clima más suave en comparación con Escocia y, finalmente, el hecho de que tenía un equipo de fútbol de la Premier League.

Cuando finalmente me mudé a Southampton, estaba muy emocionado pero un poco nervioso, ya que era un país y un continente nuevos que no conocía. Sin embargo, no estuve solo en los primeros días de mi llegada, gracias a los otros estudiantes mexicanos con los que Across the Pond me puso en contacto.

Encontrar un lugar para vivir y personas con las que convivir fue una preocupación menos para mí, ya que alquilé una habitación a través de uno de los dormitorios de la universidad, Wessex Lane, lo cual había hecho meses antes de mi llegada. Mi alojamiento estaba a diez minutos del campus principal de la universidad. Situado en la parte norte y más verde de la ciudad, entre dos hermosos parques, era una burbuja moderna y conveniente de estudiantes que siempre querían socializar. Incluso había un pub y un bar/restaurante para estudiantes en el campus, lo que facilitaba mucho quedar entre actividades y clases. Había instalaciones como un gimnasio, piscina y salas deportivas en el campus. Pero sin duda, uno de los mejores aspectos de la vida universitaria eran las sociedades estudiantiles. Hay sociedades para celebrar cualquier pasatiempo, cultura, religión o interés posible. Me uní a la Sociedad Mexicana (Mexsoc), lo que por supuesto me permitió conocer a más mexicanos. Siempre me sorprendía ver cuántos mexicanos y otros latinoamericanos estaban estudiando en la universidad; había cientos en cada fiesta. De todas las sociedades, las fiestas de Mexsoc eran sin duda los eventos más grandes y populares, atrayendo a estudiantes de todos los países. A través de los eventos de Mexsoc, pude conocer a estudiantes internacionales y locales, lo que puede ser difícil de hacer por cuenta propia. Gracias a Mexsoc, conocí a estudiantes latinoamericanos, europeos y asiáticos, con los que todavía estoy en contacto hoy en día.

Mi vida en Southampton fue realmente memorable para mí. La ciudad es bastante grande, con una población de alrededor de 250,000 personas. Debido a que está en la costa, hay muchas playas y pueblos bonitos cercanos, como la Isla de Wight y Bournemouth, que son destinos playeros hermosos y populares en el Reino Unido. Justo al lado, también estaba el New Forest, que es un enorme parque nacional donde puedes acampar, ir a la playa, hacer caminatas y otras aventuras. Probablemente lo mejor de vivir en Southampton como estudiante es que era fácil moverse por la ciudad en bicicleta o caminando. Personalmente, compré una bicicleta y la usé para desplazarme; había muchos carriles para bicicletas y atajos para tomar en bicicleta a través de los hermosos parques verdes repartidos por toda la ciudad.

Para resumir, Across the Pond me acompañó desde el principio hasta el final en la decisión que cambió mi vida para siempre. Sin su apoyo, no creo que hubiera estudiado en el Reino Unido, lo que me abrió los ojos a una nueva cultura, país y continente del que no tenía idea antes. Mientras estaba en la Universidad de Southampton, conocí a una estudiante británica que me introdujo a la vida en el Reino Unido más que nadie que conociera. Me mostró cómo era la comida auténtica, me enseñó jerga y me presentó a personas y lugares locales que de otra manera nunca hubiera conocido. Pero la mejor parte es que ella y yo nos enamoramos y ahora estamos casados, viviendo en México. Mi vida cambió cuando di ese paso con Across the Pond, y siempre estaré agradecido por eso.